Por: Vania L. Glez./ Después de aparecer junto a Javier Duarte y Karime Macías, nunca nos imaginamos que sería el inicio de una difícil situación para nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Veracruzana.
Y es que fue el momento en el que el gobierno de Veracruz le perdió el respeto a las finanzas de la universidad.
Esto permitió que, bajo su riesgo, la UPAV fuera una opción de educación superior por cupos y oferta educativa en la mayoría de los municipios de la entidad veracruzana, mientras la UV empezó a carecer de recursos para investigación, infraestructura, becas, sumándole la inseguridad para los alumnos y docentes.
Mientras tanto, conocimos a una Sara Ladrón de Guevara, que asistía a eventos del gobernador, tal vez para que se entendiera un respaldo para la figura del ejecutivo, tal vez traducido en abundancia para ella, porque todo indica que la rectora no sufrió de falta de depósitos a su nómina, como miles de maestros o pensionados.
Para febrero de 2016, la deuda a la UV ascendió a dos mil 183.2 millones de pesos y culminó el sexenio en 2 mil 400 millones de pesos, derivado en la falta de pago al impuesto sobre la renta. ¿Cuándo un rector en pleno uso de sus facultades permitiría tanto daño a la UV?, ¿qué promesas Duarte le daría a Sara para permitirlo?
Terminando el sexenio del Duartismo, inició el del actual gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, quien en sus promesas de campaña, dijo que su compromiso sería con la UV para detonar el desarrollo de la educación de la máxima casa de estudios. Incluso recordamos cuando Ladrón de Guevara entregó al gobernador, 44 volúmenes que la UV se encargó de redactar, compilar, cuidar, editar, imprimir y sustentablemente presentar en USB para su distribución y eventual impresión del Plan de Desarrollo Veracruzano, en el que participó la población de Veracruz con propuestas.
En junio del año en curso, Sara Ladrón de Guevara, expresó ante medios de comunicación, que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, no alcanzaría a pagar la deuda, sin embargo, no vemos a una UV avanzando, pues como cada ciclo escolar, miles de estudiantes siempre se quedan en la ilusión de ingresar, pues son pocos los espacios que se dan, lo que da oportunidad a las universidades privadas y a la misma UPAV, de cubrir esos lugares que la UV debería de aumentar en matrícula.
Han sido años de soberbia e indiferencia, se palpa una UV descuidada y olvidada, debido a que su rectora solo sale ante medios para hablar sobre la deuda, y no se ha visto o leído un mensaje de esperanza, solidaridad o compañerismo con la comunidad estudiantil y mucho menos con la docencia.
No obstante, es notorio que la crisis solo la vive la UV, pues hace unas semanas diversos medios de comunicación expusieron la nueva adquisición inmobiliaria de la rectora, valuada en 12 millones de pesos, en el centro de la ciudad de Xalapa, siendo el equivalente a 62 meses de su sueldo por 195 mil pesos mensuales y sin gastar nada.
Tiempo al tiempo, y esperemos que Cuitláhuac García Jiménez, Gobernador electo, impulse a su alma mater, solicitando cuentas claras, transparencia en las licitaciones, y auditoria a quien la representa.
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